Se nos ha ido José Antonio Ramos, tan buena persona como artista. Unos lo recordarán como el hombre más grande con el instrumento más pequeño, otros como el gran virtuoso del timple y otros, sencillamente por su gran humanidad.

Cuando nos conocimos, en el 96, sobre el escenario del Womad en la playa de las Canteras en Gran Canaria, todas las estrellas del cielo quisieron que fuese el inicio de una amistad e innumerables colaboraciones. Aunque el futuro en la música era incierto, compartimos sin duda la ilusión de que lo mejor estaba por venir… Teníamos un sueño atlántico guardado madurando. Esos conciertos inolvidables que vivimos en las islas tenían que viajar por el mundo. Estábamos esperando a que un poco de viento soplase para ponernos a navegar… Porque Jose Antonio, era un tipo universal, sin fronteras. Como todos los canarios, una persona con amor por la diversidad de culturas. Un hombre hecho a base de pequeños momentos de felicidad… La polka, la danza de Totoyo, el naife, el grifo de Lanzarote, las papas arrugadas, Samuel Machín, Antonio de la Gándara, todos los amigos… la primera cena con tu chica, tu niña… Cuánta felicidad!

Compañero, sólo puedo decirte que estarás siempre en mi música.

A todos los que te queremos, nos gustaría que nos llevases contigo cuando encuentres la isla de San Borondón.

Carlos

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